¿QUÉ ME PASA? - Álvaro
El objetivo que busco con este artículo, no es otro que mostrar o recopilar cada una de mis “imperfecciones” (es como yo llamo a cada una de mis secuelas). |
No intento dar pena, de hecho, nada más lejos, pues quien me haya conocido después de, sabrá que lo último que soy es modesto (tampoco chulo, pero odio dar lástima) y tampoco soy nada tímido, y antes era un chico algo retraído salvo con unas copas encima y mi autoestima mejoraba. Quizá tenga que ver con una cosa que hasta ahora no me he atrevido a decir porque soy consciente de que puede llevar a equívocos.
Bien, no sé si será cosa de mi lesión en el cerebelo o por qué, pero ahora me encuentro como si hubiera bebido cuando estoy fuera de casa y en mayor medida si es una chica quien me acompaña. Habrá a quien incluso esto le parezca bien, pero es una putada, y lo digo yo, que lo he llegado a “desear”.
Pero no es sólo vergüenza lo que no siento. Tuve un fuerte golpe en la cabeza y a consecuencia de él, no siento (aunque creo que sería más apropiado decir que no siento bien), tampoco siento bien:
- La temperatura. Por ella digo que no siento bien, porque frío extremo si lo siento, vaya si lo siento.
- El dolor. Cuando me rompí el peroné pensé que no tenía nada. Yo soy de los que opina que el dolor es bueno. Que te avisa de que algo va mal.
- La comisura de los labios en la parte derecha de la boca. Esto hace que se me desprenda un poco de saliva. Pero ahí tiene que ver que respiro mal por la nariz y que hipersalivo.
- El cansancio. Tras cometer mi error más importante que fue el no dar de mí cuando debía, ahora tengo la virtud (porque a esto, es a lo único que no le veo nada malo) de no cansarme.* Un apunte, como en la tele y es que mi naturaleza dicharachera, puede hacer creer que soy un vago.
- El apetito. De la misma manera que no me parece el estar hambriento, tampoco lo hace el estar hastiado de comida.
Pero la gente que ha estado conmigo o me ha visto, sabe que mis afecciones son fundamentalmente físicas, pero no me extenderé en demasía. Además, son visibles para cualquiera.
Hace tiempo, mi primera fisioterapeuta dijo “si no tuvieras afectado el cerebelo, estarías perfectamente”. Supongo que en aquella ocasión exageró. Bueno supongo y quiero suponer, pero ahora digo yo, que si no la hubiese tenido y tendré, (porque un daño en el cerebelo no es como un brazo roto) mi recuperación sería muchísimo más satisfactoria llegando a ser casi plena. Sé que tengo la mano mal, pero sé también que del estado actual de ella, un importante papel ha jugado mi estado anímico (no sé por qué me gusta vituperarme), o aquella medicina que me hicieron tomar. En ambos casos, aunque secundario, el causante es el cerebelo.
Aviso de una cosa que no sorprenderá a nadie que esté terminando de leer este artículo, un día volveré. Volveré con este tema cuando esté todo más asentado si cabe. Porque el cerebro, que es lo que al final tengo afectado, en palabras de la neuropsicóloga del centro Lescer en la tele, evoluciona SIEMPRE.
Estoy tratando de buscar una afección que tenga y que no esté alterada por el cerebelo y no la encuentro, porque éste, además de hacerme temblar la mano, también lo hace con el globo ocular, lo que me dificulta la visión y con algún músculo que interviene al tragar, el caso es que cuando lo hago toso.
Al final tengo más secuelas de las que creía pero que no te dé pena.
Álvaro ( http://itochi.blogspot.com/2009/01/es-lo-que-hay-pero-no-me-rindo.html )